Han pasado más de quinientos años de que la expedición de Cristóbal Colón llegó a tierras de lo que hoy se conoce como “América”. A todas luces, el navegante genovés nunca tuvo conciencia de que su búsqueda de una nueva ruta marítima rumbo a la tierra de las especias (La India) lo llevaría a un mundo totalmente distinto.
¿Descubrimiento? ¿Encuentro? ¿Cómo lo vivieron los protagonistas en aquella época? “Aquí es Querétaro” te presenta algunos textos escritos por los integrantes de la primera expedición de Colón, la visión de los informantes de Sahagún y uno de los cantos escritos por un poeta nahuatl a la caida de Tenochtitlan.
En América, los españoles encontraron animales, plantas y costumbres que no conocían. La sorpresa fue tan grande que a veces vieron como reales seres fantásticos. Esos textos son del siglo XVI. Por eso veras en ellos algunas palabras y formas de decir las cosas que ya no usamos ahora.
“Las camas en que duermen se llaman hamacas. Son unas mantas de algodón muy bien tejidas y de buenas y lindas telas, de dos varas y tres de largo, y algo mas angostas que largas. Las atan a un árbol y a otro árbol, y quedan en el aire, cuatro o cinco palmos levantadas de tierra, de manera de columpio. Y es muy buen dormir en tales camas, y son muy limpias. Como la tierra es templada, no hay necesidad de mas ropa encima. (Fernández de Oviedo.)
El día pasado, cuando el Almirante iba al río del Oro, dijo que vio tres sirenas que sacaron el cuerpo bien alto sobre el mar. Pero no eran tan hermosas como las pintan, que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara. (Cristóbal Colón.)
Los informantes indígenas de Sahagún, preservado en el Códice Florentino, narran que cuando Motecuhzoma envió objetos de oro para satisfacer a los europeos: “Les dieron a los españoles banderas de oro, banderas de pluma de quetzal, y collares de oro. Y cuando les hubieran dado esto, se les puso risueña la cara, se alegraron mucho (los españoles), estaban deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en ademán de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazón. Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les ensancha el cuerpo, tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansían el oro”.
El siguiente icnocuícatl (así designaban a los cantares tristes, verdaderas elegías, obra de los cuicapicque o poetas nahuas postcortesianos) acerca de la Conquista que a continuación se transcribe, proviene de la colección de “Cantares Mexicanos” y probablemente fue compuesto hacia el año de 1523. En él se recuerda con tristeza la forma como se perdió para siempre el pueblo mexica.
Se ha perdido el pueblo mexica
El llanto se extiende, las lágrimas gotean allí en
[Tlatelolco.
Por agua se fueron ya los mexicanos;
semejan mujeres; la huída es general
¿Adónde vamos?, ¡oh amigos! Luego ¿fue verdad?
Ya abandonan la ciudad de México:
el humo se está levantando; la niebla se está
[extendiendo…
Con llanto se saludan el Huiznahuácatl
(Motelhuihtzin).