domingo, 29 de marzo de 2020

Recuerdos de El Médano Siglo XX

En 1960 el pueblecito costero tenía cuatro calles
sin asfaltar ni alinear recubiertas de arena.






Pocas viviendas tenían luz
(generadores eléctricos, algunas)
y por las noches la oscuridad era total.






El viento, constante, azotaba los cuerpos de los bañistas,
algunos extranjeros nórdicos y familias de veraneantes procedentes,
en su mayoría, de Santa Cruz, La Laguna y La Orotava.







El hotel "Médano", que explotaba una firma británica (Rank),
destacaba sobre un conjunto de casas terreras, la mayoría pintadas de blanco.




Médano siempre, lugar de veraneo popular,
de gente de la tierra antes que de fuera,
y los de fuera nunca molestaron porque son 2 grupos diferenciados:
mundo del windsurf, divertidos, jóvenes y respetuosos con el lugar
y jubilados de larga duración que paseaban y charlaban.






Ya luego se unieron trabajadores del aeropuerto
y hostelería de la zona...




A mi me encanta mi Médano,
el sur guiri bullicioso y caótico de Torviscas Américas nunca me gustó,
pero al Médano?? 
Las veces que haga falta y encantado!!!








Lástima no haber conservado y planificado un poco mejor
para mantener la personalidad del pueblo pescador.






Pero ya se sabe...
sucumbió al ladrillo y al dinero como tantos otros pueblos
y se volvieron loquitos.






Sobre todo al margen izquierdo del pueblo, bloques y mas bloques de apartamentos.
Construcciones sin el menor sentido estético ni funcional.




Frente a la fonda "La Pilarica", que regentaba la familia Socas,
se encontraba la vivienda de un hermano de José Miguel Galván Bello
y más allá, en la carretera general que conducía a la ermita,
residían los hermanos Cruz, Tomás y Pedro, el óptico Raimundo Rieu,
el contratista Pablo Corona, el doctor traumatólogo Luis Carrasco...
Enfrente, los hermanos García Bethencourt,
destacando más arriba una surtida tienda de ultramarinos.


El Médano tenía una estafeta de correos.
El señor Perera repartía la correspondencia cuando cerraba su negocio de comestibles.
Y, en la plaza de tierra, frente al hotel,
una señora mayor llevaba un locutorio público de Telefónica.





En la plaza, rodeado por tarajales, estaba el balneario-bar El Cañaveral
(disponía de un pequeño servicio de hamacas)
recubierto de cañas procedentes de los cultivos de tomateros.






En un recodo de cemento y al amparo del viento, por las noches,
los jóvenes veraneantes se daban cita en El Cañaveral
en donde siempre sonaba alguna guitarra...




Predominaban los guateques caseros pues en el hotel, vigilado por unos porteros ingleses,
los bailes en su discoteca estaban reservados para los huéspedes o mayores de 21 años...




En el restaurante "Costa Roja",
al otro extremo del pueblo, se celebraban en su mini-discoteca
algunas sesiones de bailes para la juventud, con mesitas reducidas alumbradas por velas
adaptadas a botellas del whiski Vat-69




El "Costa Roja" permaneció cerrado durante largas temporadas.
Años después vendrían los bares
"Casa Avencio"
"El Familiar"
"Casa Bernardo"...

y la luz eléctrica!!!







Y PARA TERMINAR...
un vídeo de hace algún tiempo que suelo poner muy a menudo, me gusta!




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