TODO UN SENTIMIENTO
Para quien nunca lo ha vivido o para quien está lejos
y no sabe de su existencia,
LA BAJADA DE LA VIRGEN en EL HIERRO
puede pasar desapercibida hasta que se encuentra con imágenes
como la de Ángel Hernández que veo en el digital de EL DÍA.
Es entonces cuando te fijas y te interesas por lo que allí se vive cada cuatro años,
una fiesta única de amor hacia la Virgen de Los Reyes, la patrona de esa querida isla.
Los herreños se vuelcan y lo viven con pasión y devoción
hacia La Madre Amada, pero los que, sin haber nacido allí,
hemos vivido una Bajada e incluso los días previos y posteriores,
no podemos evitar la emoción y el cariño inmenso hacia la Isla y sus habitantes.
La fotografía lo dice todo: amor y sentimiento hacia la Virgen de los Reyes
El día señalado para la Bajada (primer sábado de julio de cada cuatro años), al amanecer, tiene lugar intramuros el cántico llamado La Meda. Esto ocurre en los instantes previos a la salida procesional de la Virgen por la puerta grande de su ermita. En el cántico se repite insistentemente entre estrofas improvisadas el estribillo: por ver a la Madre amada, no siento la caminada. Los danzarines entran a buscar a la Virgen y empiezan a sonar con estrépito los tambores, los pitos, las chácaras, los aplausos, las campanas…
El día señalado para la Bajada (primer sábado de julio de cada cuatro años), al amanecer, tiene lugar intramuros el cántico llamado La Meda. Esto ocurre en los instantes previos a la salida procesional de la Virgen por la puerta grande de su ermita. En el cántico se repite insistentemente entre estrofas improvisadas el estribillo: por ver a la Madre amada, no siento la caminada. Los danzarines entran a buscar a la Virgen y empiezan a sonar con estrépito los tambores, los pitos, las chácaras, los aplausos, las campanas…
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